jueves, 15 de octubre de 2009

MOROS Y CRISTIANOS

Hoy acaban las fistas de Moros y Cristianos aquí donde vivo. Para aquellos lectores que no conocen estas fiestas os daré una introducción para que aprendan algo mas de las fiestas en España. En realidad hay varios relatos o pequeñas historias , pero no os aburriré con todas.Así que contaré solo una.

Durante 781 años, 711 – 1492 d.C., la práctica totalidad de la Edad Media, la Península Ibérica fue palestra donde se enfrentaron dos sociedades, islámica y cristiana. La relación entre ambas comunidades fue, ante todo, hostil; no obstante, tan dilatado periodo de tiempo tenía que propiciar, por fuerza, toda suerte de contactos: políticos, comerciales, militares (el propio Rodrigo Díaz de Vivar estuvo al servicio del rey árabe de Zaragoza) y, por supuesto, sentimentales.
España entera, suponemos que lo mismo sucede en Portugal, está plagada de topónimos que recuerdan amores entre miembros de ambas comunidades, por desgracia, de extremado antagonismo. Indagando en la memoria popular, se encuentra que cada nombre local lleva asociado alguna clase de leyenda que explica las razones del apelativo.

Entre tantas y tantas fábulas, y peripecias la mayoría (al menos la mayoría de las conocidas por el compilador de estos relatos) presentan cuatro características comunes, acordes con las circunstancias en que fueron gestadas:

1. Cierta monotonía temática hasta el punto de repetirse el mismo relato con ligeras variantes. Muchas veces; en especial si se trata de pueblos vecinos, hacen suyo el mismo suceso.
2. El enfrentamiento entre comunidades determina que la historia se origine en algún acto belicoso
3. El machismo que impregna la sociedad queda reflejado en que el personaje cristiano – el héroe, por supuesto - acostumbra a ser el varón
4. La incompatibilidad de dos creencias intolerantes se traduce en un final trágico, con frecuencia rodeado de halo religioso (milagro, conversión, etc.)


Mota del Cuervo
La villa de Mota del Cuervo se halla situada en el extremo suroeste de la provincia de Cuenca, en el corazón de La Mancha, extendida por la loma de un cerro que se desliza hacia la llanura. Posee un interesante núcleo de casonas señoriales, donde destacan portalones, rejas y escudos; pero el elemento más llamativo y singular de Mota del Cuervo es el grupo de siete molinos de viento que existe sobre la cumbre del cerro; sólo uno tiene raíces de autenticidad, los seis restantes se construyeron en fecha moderna, si bien siguiendo el esquema tradicional.
Todo ello invita a un sosegado paseo, con el interés añadido de conocer su peculiar alfarería y visitar sus modernas y prestigiosas bodegas de vino. Mas, no han sido estas cualidades las que nos han inducido a incluir Mota del Cuervo en mi blog, sino la singular circunstancia de que su propio nombre hace referencia a una trágica historia de amor, reflejada en el escudo municipal, formado por un cuervo, encaramado a un castillo.

¿Qué explicación tienen tan inusual heráldica? Se asegura que son reliquias de una célebre leyenda, quizá, como la mayoría, con buena dosis de verdad en el fondo. Es la leyenda de los amores trágicos del moro Alí y de una joven cristiana que conoció en la ribera del río Záncara.
Se cuenta que el moro quiso hacer suya a la bella cristiana, pero ésta no podía consentir tal requerimiento, pues se lo impedía su religión.

Enterado el padre de Alí de aquellos amores, con el fin de impedirlos a toda costa, ordenó al joven ir a Sevilla con una misiva para el rey de aquella ciudad. Entretanto, encerraba a cal y canto a la bella cristiana, dejándole tan solo un ventanuco para que le entrara la luz y un poco de pan y agua para su sustento, pensando el perverso padre que así la joven moriría bien pronto. Pero, refiere la leyenda, no sucedió de esta manera, pues un cuervo se encargaba de llevarle alimentos frescos todos los días.
Pasado cierto tiempo, el padre de Alí murió, llevándose a la tumba el secreto de la prisionera, sucediéndole Alí en la defensa del castillo. En todo este lapso, los hermanos de la cristiana no cejaron de buscarla, llegando a la conclusión que, de seguir con vida, estaría presa en la fortaleza; en consecuencia, convocaron a sus huestes y la pusieron cerco.

Parece ser que fue entonces cuando Alí presintió la mala acción de su progenitor. Se estremeció de dolor y pensó en hallar a su amada. ¿Sería posible encontrarla con vida?
Sólo por obra de un milagro. Pero si éste se diera -pensaba el moro- no tendría inconveniente en convertirse al cristianismo. La joven, en efecto, aún estaba viva.

Alí, cuando descubrió el prodigio, corrió hacia ella para echarse en sus brazos. Pero el destino se interpuso y la cristiana fue herida de muerte por una flecha perdida en los fragores del combate. También Alí cayó malherido, falleciendo junto a su amada.


Referencias:

Estudio sobre cuentos, mitos y leyendas de España y Portugal. Seminario Interuniversitario de estudios sobre la tradición. Mérida (España) 1997

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