lunes, 12 de octubre de 2009

12 DE OCTUBRE:¡ VIVA LA HISPANIDAD! -DESCUBRIMIENTO DE AMERICA- DIA DE LA RAZA




La conquista de América no fue un lujoso desfile de héroes con espadas brillantes ni fue la parada militar de los uniformes con colores de calcomanía. La conquista de América fue la conquista de las espadas ennegrecidas en la sangre de la reconquista de España y los uniformes quemados por la sal mordiente de la travesía. No fue el velero limpio que se desliza sobre las aguas planchadas sino la carabela miserable que iba pechando las olas con un motín de viento en el velamen. No fue el casco luciente ni la pica plateada sino el casco abollado y la pica cruzada del dolor de los músculos heridos. La conquista de América fue el barullo de los corazones y las espadas, cuando las espadas y los corazones se movían en las manos de los hombres y redoblaban en los pechos de los hombres. Fue la empresa de heroísmo de los tiempos en que la vida servía para la muerte. Era la empresa de los hombres que renunciaban a la vida en la demanda de una nueva vida y de una nueva muerte.

Eran los navíos que cabeceaban con el vaivén pensativo y solemne que traían de los amaneceres solos y los crepúsculos tendidos. Eran los soldados de la guerra y los misioneros de la Cruz. Eran los amigos de los indios amigos y los enemigos de los indios enemigos. Traían con ellos la civilización de un pueblo que prefería la barbarie honrada a la civilización deshonrada, la derrota con honra a la victoria con deshonra. Traían la espada para defender a la Cruz y no para matar a los hombres que ignoraban a la Cruz. Creían en la santidad de la justicia como santos y creían en la santidad de la justicia también como bandidos. Venía el santo y el guerrero, el caballero arrepentido, y el caballero que todavía no estaba arrepentido, venía el juez impecable y venía el ladrón que rezaba al Buen Ladrón porque creía en la promesa del Paraíso. Venían todos los que tenían una esperanza de salvación en América. Venían a América para fundar en ella el reinado de Cristo. Traían su vida para darla por la vida de América y traían su muerte para darla también por la vida de América, y traían su vida y su muerte para darlas en la conquista de Dios.

(Ignacio B. Anzoátegui, Tres ensayos españoles, Sol y Luna, Buenos Aires,1938.pp.22-24)

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