Tómate un momento ahora mismo y apunta con tu dedo hacia ti. Tu dedo está apuntando directamente hacia tu corazón. No a tu cerebro, sino a tu corazón. Esto es lo que tú eres. El constante latido de tu corazón, hacia adentro y hacia afuera, hacia afuera y hacia adentro, es un símbolo de tu conexión infinita con el latido omnipresente de Dios, la Inteligencia Universal. Tu cerebro izquierdo calcula, soluciona cosas, analiza y te conduce a tomar las elecciones más lógicas para ti. ¡Él piensa, piensa y piensa! Tu cerebro derecho representa tu lado intuitivo. Es la parte de ti que va más allá de la razón y del análisis. Es esa parte de ti que siente cosas, que es sensible al amor, la que se emociona con lo que es importante para ti. Tu cerebro derecho es el que nos permite emocionarnos hasta las lágrimas cuando tomas a tus hijos en brazos, o el que se baña en la belleza de un día glorioso. Tu cerebro izquierdo puede analizarlo, mientras que tu cerebro derecho te permite sentirlo.
Elige una situación y pregúntate qué es más importante para ti, si lo que sabes o lo que sientes. Por lo general, dependerá de la situación y de las circunstancias en las que estés decidir de qué te ocuparás primero. Tu inteligencia puede resolver exactamente cómo debes proceder cuando las cosas estén colapsando en una relación, o cuando tengas un impulso súbito, pero también hay otras veces en las que lo que sientes se impone a lo que sabes: cuando estás asustado o tienes miedo o te sientes solo; pero, por otra parte, si te sientes conmovido, enamorado y extasiado, esas serán las fuerzas que dominen el modo en el que actuarás. A veces está bien usar tu cerebro derecho. Tu cerebro derecho siempre te guiará apasionadamente hacia tu propósito.
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foto de Mourviuzx
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