Llegamos a Diciembre, hoy es primero se acerca la Navidad y creo que es una época que nos invita a reflexionar , pensar y proyectar nuevos retos o sueños para el año siguiente. Así que hoy os dejo una reflexión para mí es importante ya que creo que no hay que esperar nunca nada a cambio por lo que hagamos..
Cuando en nuestra vida recibimos y aceptamos libremente con humildad muestras de afecto, cumplidos, respeto, admiración, etc., estamos aceptando que merecemos todo lo bueno que la vida nos ofrece fácilmente, y aunque estas características no pertenecen al dinero o al mundo material en si, es un acto de la conciencia del merecer y aceptar. En cambio si el recibir un elogio es motivo de pena, y si alguien nos dice ´gracias´ contestamos con un ´no fue nada´, le estamos restando valor a nuestras capacidades. Estaremos rechazando el flujo del recibir.
Si damos estas mismas muestras de respeto, admiración y cortesía a nuestros semejantes, no debemos dudar que se nos serán devueltas, multiplicadas, pero hay que estar abiertos a recibirlo, hay que aceptarlo. Si no lo hacemos, es posible que no venga, hasta que estemos preparados para ello. Cuando nosotros no sabemos dar amor, respeto o no valoramos las acciones de los demás, estamos cerrando nuestra conciencia de dar. El dar sin esperar nada a cambio nos brinda la oportunidad de sentirnos útiles, el dar también nos provee de satisfacciones.
Cuando decimos que al dar no debes esperar nada a cambio, es realmente que no debes exigir que la persona a la que le estás dando responda como tu quieres o deseas. Es cierto que es maravilloso cuando alguien responde recíprocamente a nuestras muestras de amor y ayuda, pero si no lo hace en el momento en que lo esperas, alguien lo hará en un futuro. Si en este momento tu ayudas a alguien y ese alguien no lo valoró dándote la espalda en el momento en que tu lo necesitabas, vendrá otra persona que sabrá extenderte la mano. En la vida, no hay nada que quede sin recompensa, todo se devuelve, y si has hecho el bien, ese bien regresará a ti manifestado en las diferentes personas que conozcas y en las diferentes circunstancias que se te presenten.
El no saber dar, es un estado de pobreza también, independientemente del dinero que pudieras tener concentrado en el banco. El no saber dar te lleva a un estado de vacío interior permanente que se irá ampliando en la medida en que no lo comprendas. Te lleva a pensar que nadie te quiere y que nadie te valora, cuando en realidad serías tu quien no ha aprendido a querer ni a valorar a los demás.
La riqueza es la manifestación del flujo recíproco entre el dar y el recibir. Si crees que mereces la riqueza y la aceptas como parte de tu vida, ésta llegará. Sólo que aquí no debemos sentir culpas de ninguna índole.
¡Feliz día!
Cuando en nuestra vida recibimos y aceptamos libremente con humildad muestras de afecto, cumplidos, respeto, admiración, etc., estamos aceptando que merecemos todo lo bueno que la vida nos ofrece fácilmente, y aunque estas características no pertenecen al dinero o al mundo material en si, es un acto de la conciencia del merecer y aceptar. En cambio si el recibir un elogio es motivo de pena, y si alguien nos dice ´gracias´ contestamos con un ´no fue nada´, le estamos restando valor a nuestras capacidades. Estaremos rechazando el flujo del recibir.
Si damos estas mismas muestras de respeto, admiración y cortesía a nuestros semejantes, no debemos dudar que se nos serán devueltas, multiplicadas, pero hay que estar abiertos a recibirlo, hay que aceptarlo. Si no lo hacemos, es posible que no venga, hasta que estemos preparados para ello. Cuando nosotros no sabemos dar amor, respeto o no valoramos las acciones de los demás, estamos cerrando nuestra conciencia de dar. El dar sin esperar nada a cambio nos brinda la oportunidad de sentirnos útiles, el dar también nos provee de satisfacciones.
Cuando decimos que al dar no debes esperar nada a cambio, es realmente que no debes exigir que la persona a la que le estás dando responda como tu quieres o deseas. Es cierto que es maravilloso cuando alguien responde recíprocamente a nuestras muestras de amor y ayuda, pero si no lo hace en el momento en que lo esperas, alguien lo hará en un futuro. Si en este momento tu ayudas a alguien y ese alguien no lo valoró dándote la espalda en el momento en que tu lo necesitabas, vendrá otra persona que sabrá extenderte la mano. En la vida, no hay nada que quede sin recompensa, todo se devuelve, y si has hecho el bien, ese bien regresará a ti manifestado en las diferentes personas que conozcas y en las diferentes circunstancias que se te presenten.
El no saber dar, es un estado de pobreza también, independientemente del dinero que pudieras tener concentrado en el banco. El no saber dar te lleva a un estado de vacío interior permanente que se irá ampliando en la medida en que no lo comprendas. Te lleva a pensar que nadie te quiere y que nadie te valora, cuando en realidad serías tu quien no ha aprendido a querer ni a valorar a los demás.
La riqueza es la manifestación del flujo recíproco entre el dar y el recibir. Si crees que mereces la riqueza y la aceptas como parte de tu vida, ésta llegará. Sólo que aquí no debemos sentir culpas de ninguna índole.
¡Feliz día!
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